SALAMANCA 4
"El coronel de la Guardia civil, dice,..
Al diputado a Cortes por la capital
y a la opinión en general
Desde el momento en que conocí las malísimas condiciones en que se halla alojada en esta capital la fuerza del instituto a que pertenezco, fue una preocupación en mí, como jefe principal de la misma, el conseguir que su alojamiento fuera el que le corresponde, no ya como funcionarios, sino como personas humanas. En la práctica de las gestiones me hallaba cuando recibí una carta de D. Diego Martín Veloz, rogándome que demorase por unos días la adopción de medidas radicales que pudieran perjudicar a la capital que representa y que, desde luego, se ponía incondicionalmente a mi lado, para ver de conseguir el fin que me proponía; accedí gustoso a la demanda del expresado señor, ya que es notorio su acendrado cariño a los institutos armados y probado se halla su patriotismo, así como sus desvelos en pro de los intereses morales y materiales de esta ciudad. Pero siendo urgentísimo el problema, no puede ser demorado ni un solo día, y en vista de ello, me he decidido a acudir a la Prensa, para que sea la encargada de hacer llegar a conocimiento de la opinión el contenido de la presente.
Por la Prensa local del día 27 del anterior me enteré que en la sesión del Ayuntamiento de esta ciudad, celebrada en la noche del 26, se dio cuenta del «dictamen de la comisión en la proposición formulada por el Sr. Santos Franco, sobre mejoramiento de la instalación de la Audiencia y Juzgado, por no considerar en buen estado ni dignidad los existentes». El informe de la comisión fue favorable, y el alcalde ruega se adicione al mismo que la tramitación e informe para el nuevo palacio de justicia se lleve a cabo con la mayor rapidez posible.
Me parece muy bien y justo que el Ayuntamiento se preocupe de que los dignísimos magistrados y jueces de esta Audiencia estén decorosamente alojados y que las dependencias estén con arreglo a la alta categoría de los citados señores, puesto que redunda en beneficio del buen nombre de la ciudad, por quien debe velar.
Ahora bien, hay otra corporación de no menos importancia, la cual se halla alojada pésimamente, contraviniendo lo dispuesto por la higiene, moral y dignidad, ocupando un edificio ruinoso y expuesto a una catástrofe el día menos pensado: es la Guardia civil.
Con seguridad, ninguno de los señores que componen el Municipio conoce el cuartel; es decir, ha visto el interior del mismo; pues si lo hubiese visto y por tanto lo conociera, creo firmemente que hubiese protestado enérgicamente de la forma indecorosa, inhumana e inmoral en que están alojados los guardias y sus familias.
Aquello, más que viviendas de personas civilizadas, son aduares moriscos o de gitanos ambulantes; puesto que en una sola habitación con una cocina más o menos espaciosa y una pequeña alcoba, vive el guardia casado con tres o cuatro hijos, hacinados; los muebles y baúles por debajo de las camas o en montón y en los corredores y patios los que no tienen cabida en la misma.
Como en las referidas habitaciones no hay local suficiente, se ven precisados a colocar las camas, unas inmediatas a otras, durmiendo en algunas hasta tres hijos, o por el suelo, en un colchón que sacan de la cama. ¿Es higiénico vivir hacinados en un reducido espacio? ¿Es moral que la cama de los padres, esté inmediata a la de los hijos, y que éstos duerman juntos, a veces sin separación de sexo?
Todo el mundo opinará como yo y contestará que no, máxime que hace apenas dos meses ocurrió el hecho siguiente: La hija de un guardia, de diez y seis años, gravemente enferma y sin esperanzas de vida, se encontraba en la cama en una habitación de las descriptas (sic) del segundo piso; el padre, alternando con la madre la asistían; como los denominados retretes (que son una zanja mal cubierta con tablas) están en un corral situado a distancia del edificio una noche, el guardia, al ir a verter el servicio de su hija, después de atravesar de ida y vuelta el corredor, escalera, corredor del primer piso, escalera, el patio grande, y el corral, al regresar a su habitación se sintió enfermo, de tal manera, que avisado el médico, diagnosticó era pulmonía doble, y por tanto desde aquel momento, en una habitación hubo dos enfermos, sin que pudiera trasladarse a uno de ellos a otra, por no haber.
Durante nueve días, el padre en sus ratos de lucidez, presenció la agonía de su hija; como la viaticaron, la dieron la unción y no la vio morir por haberla colocado en una especie de corredor cerrado donde expiró la desgraciada, mientras que él, confortado con los auxilios de la religión, moría a los dos días, dejando sumidas en la mayor tristeza y miseria a su mujer y una hija de dos años ¿Quién fue el responsable de esta muerte? Los que consintieron que los guardias habiten en semejantes condiciones; ¿quiénes son?
Al hacerme cargo del mando de este tercio, en el mes de Octubre (día 10), al revistar el cuartel y observar sus pésimas condiciones de capacidad, salubridad y moral, así como el estado ruinoso y destartalado de las dependencias y de todo el edificio en general, quise providenciar para subsanarlo y me encontré con que ya con anterioridad se había gestionado el inmediato remedio; pero sin resultado positivo.
En cuarto a los locales destinados para despachos y oficinas, lo mejor es no hablar de ellos; baste decir, que el portero de cualquier dependencia oficial, sea del Estado, Diputación o Municipio, está mejor instalado que el coronel subinspector de este tercio, puesto que el despacho además de indecoroso y ruinoso, es habitación de paso para sus oficinas instaladas en un cuartucho estrecho: baste decir que he dejado de despachar en el cuartel por darme vergüenza recibir en aquel despacho a cuantas personas acuden a mí por cualquier asunto, sea o no del servicio.
Expuesto lo anterior, precisa que dé algunos detalles, para que, enteradas cuantas personas lean el presente, puedan juzgar con justicia y sin pasión, lo que se ha gestionado y no conseguido, y las consecuencias que puedan resultar.
El Ayuntamiento de esta ciudad solicitó el año 1845 que el antiguo convento de Trinitarios perteneciente entonces a «Bienes Nacionales», le fuese cedido con excepción de subasta para dedicarlo a cuartel y por Real orden de 30 de Junio de aquel año, se concedió la cesión con 1a precisa circunstancia de que sirviera para cuartel y de que el Ayuntamiento construyese pabellones para la oficialidad, concesión que se confirmó por Real orden de 6 de Noviembre de 1865 entendiéndose de que si la casa o convento dejaba de ser cuartel, volvería a poder del Estado.
Primeramente sirvió el edificio para cuartel de Carabineros, y después para la Guardia civil, sin que pueda precisarse la fecha en que lo ocupó la fuerza del cuerpo, pues los primeros datos que aparecen, son: en 1.º de Marzo de 1876, un contrato de arriendo entre el Ministerio de la Gobernación con el Ayuntamiento, sin que se haya encontrado el expediente que debió precederle y cuyo contrato fue confirmado por otro de 31 de Agosto de 1894, éste a consecuencia de un expediente que se empezó a incoar por orden del entonces coronel del noveno tercio en 1.º de Noviembre de 1893 y que existe en el archivo de esta comandancia.
Por ambos contratos el Ayuntamiento arrendó al Estado el edificio número 23 de la Plaza de Colón (antes menores) en 104,92 pesetas mensuales, comprometiéndose a construir pabellones para jefes y oficiales y embellecer la fachada.
Por efecto de la revista pasada por el excelentísimo señor director general del cuerpo, y como consecuencia de no haber cumplido el Ayuntamiento su compromiso del 1894, dispuso, en comunicación núm. 3, dirigida al coronel del noveno, fecha 8 Enero de 1903 (diez y nueve años), se suspendiera el pago de los alquileres, hasta que tal compromiso se cumpliera, pero por haberse dispuesto por el Ministerio de la Gobernación en telegrama de 14 de Julio, 1903, que se continuasen abonando los alquileres, así se hizo.
El Ayuntamiento no ha construido pabellones para jefes y oficiales, ni embelleció la fachada ni mantuvo nunca el edificio en condiciones habitables ni contestó a las reiteradas instancias y gestiones de los jefes del cuerpo.
Posteriormente el Ayuntamiento fue ocupando locales en el mismo y estableció la tahona municipal, mendicidad o reparto de comidas para pobres y el local donde se recogen los perros errantes, conocido por la perrera, mas el gran depósito de leña que para la tahona tiene almacenada, rozando con las ventanas de los dormitorios del cuartel, servicio de incendios, etc.
La iglesia fue abierta al culto, y debajo de ella, está la caballeriza; en la subida de la torre, cuatro habitaciones de casados, y en la planta baja, dos.
En 1.º de Marzo del año 1918, al ver las malísimas condiciones en que se hallaba alojada la fuerza, celebró frecuentes entrevistas el entonces coronel subinspector del tercio con el alcalde, manifestando éste que el Ayuntamiento estaba animado de los mejores deseos para construir una casa cuartel donde instalar, de un modo decoroso, la fuerza y demás dependencias.
En aquella época, el proyecto que tenía el Ayuntamiento era, en el local ocupado por la Guardia civil, construir un edificio para colegio de Carabineros, establecido hoy en el Escorial, y a la Guardia civil un cuartel de nueva planta en otro sitio. Como quiera que el establecimiento en esta ciudad del citado colegio se daba como seguro, se inició una suscripción, que dio por resultado unas 900.000 pesetas próximamente, y habiendo fracasado las gestiones, en vez de aplicar la referida cantidad a construir en el mismo local un buen cuartel para la Guardia civil, por reunir inmejorables condiciones, no fue así, y el proyecto pasó a dormir el sueño de los justos.
Posteriormente volvieron a hacerse gestiones y por el Ayuntamiento se contestó que por carecer de recursos no podía ser, sin embargo de estar abierta una suscripción popular para ofrecer terrenos al ramo de Guerra donde edificar cuarteles para Infantería y Caballería.
Con anterioridad, en Abril de 1913 se incoó expediente para la construcción del cuartel; en Febrero de 1915, la dirección general del cuerpo lo devolvió, al objeto de que se activasen las gestiones cerca del Ayuntamiento para la construcción de una casa cuartel, ofrecida por esta, el que contestó que el proyecto estaba en estudio, comprometiéndose a incluir en el presupuesto de 1916 la cantidad necesaria, sin que se haya realizado la promesa solemne de hacerlo.
En los años 1914 y 1917, produjéronse (sic) derrumbamientos parciales en el edificio, y fue preciso que parte de la fuerza saliese inmediatamente de él, hasta que se efectuaron ligeras obras en solamente las partes derruidas dejando sin resolver todas las demás necesidades que reclaman inmediato remedio, puesto que, según certificados facultativos de médicos y veterinarios, tanto militares como civiles, el edificio debe ser desocupado inmediatamente por sus malas condiciones higiénicas y predispuestas al desarrollo y propagación de enfermedades contagiosas. (Informe por escrito del ilustrísimo señor don Manuel Prieto, inspector provincial de Higiene y Sanidad Pecuaria, —9 abril 1919— entre otras cosas dice: «es difícil encontrar un recinto habitado que más pueda perjudicar la salubridad, tan indigno de albergar seres humanos, por ínfima que sea su clase social, ni que tan vergonzoso resulte para quienes tengan el deber de proporcionar alojamiento higiénico, aunque modesto, al noble Cuerpo de la guardia civil, que tan relevantes servicios presta a la Sociedad en general.»)
El ilustrísimo Sr. D. Juan G. Peláez, inspector provincial de Sanidad, con fecha 8 de Abril de 1919, entre otras cosas dice: —«La infracción de la higiene y salubridad que individualmente se nota en cada una de las dependencias, es tan evidente e intensa, que cristaliza en un conjunto ciertamente censurable y vergonzoso para la población que suministra este alojamiento a todas luces indigno, no ya de un Cuerpo respetable como lo es el que lo ocupa, sino inadecuado e inutilizable, para las clases sociales de la urbe, en cuyo recinto es tan mala la ventilación, cubicación, orientación, enlucido, pavimentación, desagües residuales, que constituyen un estado de higiene tan rudimentaria y primitiva, que amenazan seriamente la salud de todas las fuerzas allí cobijadas e incitan a la pronta desaparición de estas condiciones, tanto por mandato de la higiene, como por impulsos de la caridad.»
Los señores capitanes médico y veterinario del regimiento de Albuera 16° de caballería, en sus razonados informes fecha 20 de Abril de 1919, entre otras cosas dicen: «...hubo de llamar nuestra atención las pésimas condiciones higiénicas que los mismos reúnen, no sólo por su ventilación deficiente, sino principalmente por las reducidas dimensiones de los mismos, dado el número de personas que en ellas habitan, resultando un hacinamiento antihigiénico y aun peligroso en las épocas de calor y en tiempo de epidemias, pues existen pabellones que no teniendo más de 35 metros cuadrados de extensión próximamente, son habitados por familias constituidas por seis o siete personas y esto obliga a convivir en una habitación todos los individuos que constituyen aquélla.»
A principios del año 1920 se vuelve a gestionar del Ayuntamiento el cumplimiento del contrato y tantas veces prometido por el mismo y resultando ineficaces, se dio cuenta al Excmo. Sr. Director general del cuerpo, el que a su vez, se lo participó al Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación, y contestó éste en escrito fecha 9 de Agosto y trasladado por la Dirección a este tercio, con fecha 16 del mismo mes, lo siguiente: «Excmo. señor: De Real orden comunicada por el Sr. Ministro de la Gobernación, y en respuesta a las comunicaciones de V. E., fecha 6 del corriente significo a V. E. para que lo haga saber al Ayuntamiento de Salamanca que si en el plazo prudencial necesario no ejecuta las obras indispensables para la debida instalación de las oficinas y acuartelamiento de las fuerzas del puesto de la Guardia civil de la capital, se impondría la necesidad de distribuir dichas fuerzas entre los puestos inmediatos, sin perjuicio de recabar del ministerio de Hacienda que el edificio que le fue cedido, con la precisa condición de destinarlo a cuartel, vuelva a poder del Estado para utilizarlo en la forma oportuna, etc.»
De lo anterior se dio cuenta el 24 de Agosto al Ayuntamiento, y éste contestó con fecha 6 de Septiembre que pasa a estudio de la comisión, y con fecha 23 del mismo mes, vuelve a manifestar que se acordó en sesión celebrada el 15, primero solicitar del Estado la propiedad del convento de la Trinidad para en su terreno construir un cuartel para la Guardia civil, y segundo, gestionar el aumento de la renta que el Estado paga por el actual en relación al coste del nuevo.
A partir de esta fecha, el Ayuntamiento ni ha hecho, ni dicho nada referente al asunto y con fecha 26 de los corrientes vuelvo a reproducir la Real orden de Agosto y participo al Ayuntamiento, que si en el plazo de quince días a partir de la fecha de la comunicación, no procede desde luego a la estipulada, desalojare el cuartel y repartiré entre los puestos de la provincia la fuerza de éste. Pudiera creerse que existe exageración en lo que he referido acerca del pésimo estado del edificio, cuya reconstrucción se impone de manera imperiosa, pero si así se creyese, puede el que guste pasar a visitarlo, pues sus puertas están abiertas de par en par, para que se cercioren y vean que no ha habido exageración por mi parte, sino al contrario, que me he quedado parco en el relato del deplorable cuadro que realmente ofrece.
Ahora, la opinión tiene la palabra y responda, y si el día de mañana doy la orden de desocupo del local y destino de los guardias a otros puestos, y las oficinas y despachos los traslado a Zamora, Ciudad Rodrigo u otro sitio en donde den local apropósito, no culpen al coronel de la Guardia civil.
Ángel Herreras de Burgos.
Salamanca, 2 Febrero 1921."
Fachada del Cuartel hacia la Plaza de Colón, posiblemente alrededor de 1920 |
Misma fachada, mostrando parte de la Iglesia de San Pablo, posiblemente a mediados del siglo XX |
Patio de Armas del Cuartel, con vista de la fachada norte del Convento. Mediados del s. XX |
Misma fachada norte del Convento, finales del siglo XX |
Claustro del Convento, fachadas a Poniente y Sur, finales del siglo XX |
Patio oeste del Convento, fachadas al Sur y Poniente, finales del siglo XX |
Plano del conjunto, reproducido del original del expediente del Ayuntamiento de Salamanca para la rehabilitación a finales del siglo XX |
Plano del conjunto y alrededores, en expediente del Ayuntamiento, finales del siglo XX |
Plano planta baja del edificio del Convento adosado a la Iglesia de San Pablo, en expediente del Ayuntamiento, finales del siglo XX |
Esquema de distribución de dependencias realizado por D. David Rodero, hijo del Cuerpo, correspondiente a finales de los años 50 del siglo XX |
Plano planta primera del edificio del Convento adosado a la Iglesia de San Pablo, en expediente del Ayuntamiento, finales del siglo XX |
Esquema de distribución de pabellones alrededor del Claustro, planta primera, realizado por D. David Rodero, hijo del Cuerpo, correspondiente a finales de los años 50 del siglo XX |
Plano planta segunda del edificio del Convento adosado a la Iglesia de San Pablo, en expediente del Ayuntamiento, finales del siglo XX |
Esquema de distribución de pabellones alrededor del Claustro, planta segunda, realizado por D. David Rodero, hijo del Cuerpo, correspondiente a finales de los años 50 del siglo XX |