CIUDAD RODRIGO


Cuartel en Convento de Santo Domingo

El edificio del convento de Santo Domingo, extramuros, tras la exclaustración de los monjes en 1836, fue entregado el 10 de octubre de 1842 al Ayuntamiento. Las tierras que formaban parte del convento, entre ellas el Corral de la Portería, la Corraleja y la Capitana, fueron adquiridas en pública subasta por el presbítero Juan Muñoz, que mantuvo litigios con el Consistorio por la pretensión de éste de administrar alguna de esas propiedades.
Las ruinas del convento, no obstante, fueron ocupadas durante años por familias menesterosas que, de alguna manera, mantuvieron las estructuras provechosas para su causa, aunque la mayoría del conjunto arquitectónico conventual había sucumbido tras los episodios bélicos que protagonizó en la Guerra de La Independencia. Incluso, la iglesia, que ocupaba prácticamente todo lo que hoy es plaza de Santo Domingo y que, posiblemente, esté soterrada alguna de sus partes bajo la ampliación de la casa-cuartel de la Guardia Civil proyectada en 1966 y ejecutada al año siguiente, la iglesia, decimos, fue destruida parcialmente para colocar una batería de defensa tras la reconquista de la plaza de armas en 1812.

El Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, con la cesión de los restos del convento de Santo Domingo en la mano, inicia los trámites para darle un destino. Así, el 11 de enero de 1843, tras confirmar la Junta Superior de Bienes Nacionales la donación de los restos conventuales, el Consistorio decide ubicar allí unas escuelas para la formación de los niños del arrabal de San Francisco. Para ello nombra al maestro albañil Pedro Álvarez Santos con el fin de que haga un reconocimiento del edificio y fije un presupuesto para su adaptación al fin social requerido. Un mes después, el albañil informa al Ayuntamiento de que no puede ofrecer fiador, pero expone sus condiciones económicas para llevar a cabo la obra, sin que las actas capitulares recojan ni las condiciones ni el presupuesto para la obra en cuestión.

Las gestiones iniciadas por el Consistorio para buscar fondos con los que construir las escuelas graduadas encuentran respuesta positiva en la Diputación Provincial de Salamanca, según consta en un oficio conocido el uno de marzo de 1843 en el que se aprueba el presupuesto para levantar en las dependencias del exconvento unas escuelas de instrucción primaria.

Casi al mismo tiempo, las necesidades de la milicia vuelven a asomar. En un escrito del comandante general interino, trasladado al gobernador de la plaza mirobrigense, se pone de manifiesto la necesidad de destinar una parte de los restos conventuales para el establecimiento de 60 hombres y otros tantos caballos, con total independencia. El Consistorio contesta que es imposible acceder a la petición por el propio estado del edificio, considerando además que es incompatible por el uso que para escuelas se le va a dar. No obstante, los munícipes explican que, en todo caso, sólo se podría consentir la utilización de algunas dependencias para cuadras de los caballos.

En febrero de 1844, en virtud del acuerdo de cesión de una parte de las dependencias del exconvento al Ministerio de Guerra, el brigadier gobernador de la plaza transmite al Ayuntamiento la orden de la Junta Superior de Ventas de Bienes Nacionales para que se haga efectiva la cesión parcial del inmueble para destinarla a cuartel de caballería.
Unos 20 años después, cuando las dependencias conventuales acogían la escuela de niñas, el Ayuntamiento encarga un nuevo reconocimiento de los locales, poniendo de manifiesto que “se encuentra en buen estado, sin más necesidad que una pequeña reparación en la cornisa de la parte norte para evitar que los vientos levanten las bocas canales y alguna otra de pura conservación”, defectos que el Consistorio decide atajar. Además, en las elecciones del año siguiente, finales de 1870, el inmueble es uno de los elegidos para acoger la mesa electoral de distrito, lo que indica el aprovechamiento del edificio. Se tiene, pues, un doble uso de las dependencias conservadas del extinto convento dominico: la parte baja sigue siendo utilizada por la guarnición de la plaza y la parte alta del edificio acoge las aulas de la escuela de niñas. Y los dos servicios con una sola puerta de entrada, lo que supondrá, con el paso de los años, alguna desavenencia.

Del antiguo monasterio dominico, en el último tercio del siglo XIX apenas quedaba útil la escuadra formada por dos de los pabellones que definían el edificio en sus partes oeste y sur. La cerca de la huerta había sido destruida parcialmente tras los asedios napoleónicos y lo que de ella quedó fue derribada por el presbítero Juan Muñoz para facilitar la comunicación entre los terrenos que había adquirido en la subasta de la desamortización. Además, el cuerpo de la iglesia había desaparecido, lo que permitió dejar una amplia plazuela que, con el paso de los años, iría perdiendo entidad, ya fuera por la intercesión municipal que cedió distintas superficies para levantar viviendas o industrias, o la llana venta de propiedades en función de las necesidades de una u otra parte, siempre que se tuviera conocimiento exacto de la propiedad.

Pese a la renuncia expresa, en febrero de 1873, del gobernador de la plaza para continuar utilizando las dependencias que tenía asignadas como cuartel de caballería, el Ayuntamiento no logra conseguir para esa parte del exconvento dominico un uso exclusivo. Es más, como ya habíamos anunciado, se presentan desavenencias por la utilización de la puerta de acceso al edificio y que hasta ahora habían compartido los dos servicios públicos.

En torno a estos años, se muestra la necesidad de que el destacamento de la Guardia Civil cuente con un acuartelamiento suficiente para el desarrollo de sus funciones asignadas. Se le solicita al Consistorio un edificio para convertirlo en casa cuartel, y éste ofrece parte de las viejas dependencias del exconvento de Santo Domingo; eso sí, con la remodelación necesaria según el proyecto firmado el 29 de marzo de 1881 por Gerardo de Corpas Hilera, maestro de obras municipales.

Corpas explica las previsiones de obras para las dos plantas del pabellón que se pretende ceder para el destacamento de la Guardia Civil, que contaba con su caballería. Y lo hace especificando en colores las actuaciones previstas: “la tinta carmín indica la obra nueva; el amarillo lo que se derriba y la tinta negra lo que se conserva”. Por lo que observamos, en la planta baja apenas hay que hacer obra, tan sólo escaleras y la apertura de algunos vanos. En esta planta se encontraba la entrada para los caballos y para la caballeriza, que contaba con 32 plazas, así como el dormitorio para la tropa y la nueva escalera de caracol para comunicación con el cuarto del sargento, ubicado en la planta denominada principal, en donde se encontraban los dormitorios, cocina, sala de armas y la academia, entre otras dependencias.

Sin embargo, los trámites se retrasan y la ejecución del proyecto se dilata en el tiempo. No será hasta el 27 de abril de 1885 cuando, de nuevo presente el proyecto de actuación el maestro de obras municipales. Y lo hace pormenorizando los trabajos, con una referencia expresa al proyecto de 1881, para disponer el acuartelamiento de la Guardia Civil y de un escuadrón del arma de Caballería.
Dice así el informe suscrito por Gerardo de Corpas: “Considerada como de gran conveniencia y utilidad general la habilitación del ruinoso edificio de Santo Domingo, cuya reparación es urgente, nada más útil ni beneficioso para la población en general, el comercio y la industria en particular, que destinar el espacio que ocupó el derruido convento en construir un edificio que llenará las dos necesidades que hoy se notan en el acuartelamiento de la plaza, que son alojamiento para Caballería y para la Guardia Civil, acuartelamientos que se consideran indispensables y para cuya realización se propone lo siguiente:
Alojamiento de la Guardia Civil. Siguiendo las instrucciones recibidas, formamos un plan y presentamos en marzo del año 1.881, según el cual la Guardia Civil ocuparía la parte Este del edificio, que es la que está en mejores condiciones de solidez y seguridad; de cuya parte sólo tomará una superficie de diez metros cuadrados en la planta baja y ciento dieciséis en la principal, cuyo presupuesto asciende a la cantidad de tres mil ciento setenta pesetas, con cuya suma queda resuelto el problema y alojada convenientemente con independencia la Guardia Civil. 

[...] Con estas obras que se podrían ejecutar en sesenta días laborables se habilitará el edificio para alojar la fuerza de caballería, obras en las que incluyendo la construcción de la parte del edificio que se ha de hacer de nueva planta importarán diez y siete mil pesetas, a las cuales añadimos las tres mil ciento sesenta presupuestadas para las obras de habilitación del alojamiento para la Guardia Civil haciendo un total de veinte mil ciento sesenta pesetas, de las cuales deducimos dos mil quinientas pesetas del valor de los materiales aprovechables procedentes del derribo, quedando por lo tanto estas obras un importe total de presupuesto probable de diez y siete mil seiscientas sesenta pesetas, en cuya cantidad se convertirá en cuartel para Caballería y Guardia Civil el edifico exconvento de Santo Domingo."

Los trámites se aceleran y el 28 de octubre de 1885 el Ayuntamiento y la Guardia Civil firman el contrato de cesión del inmueble destinado a cuartel, con una serie de condiciones para ambas partes:

Don Emilio Maroto y Ansardo, comandante primer jefe de la Guardia Civil de la provincia de de Salamanca, y el ilustre Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, en la misma provincia, siendo su presidente don Juan Aparicio López, han convenido en dar el segundo gratuitamente una casa de su propiedad compuesta de un piso, sita en la plaza de Santo Domingo, ex convento del mismo nombre, sin número, para que la ocupe sin tiempo determinado la fuerza del Instituto situada en dicha ciudad, cuya casa reúne las condiciones siguientes:

1ª.- Un portal en la planta baja con su escalera para subir al piso.
2ª.- Contiene siete habitaciones para individuos casados, compuestas de una sola ventana y cristales, dos alcobas en cada una, aunque de pequeña capacidad, son su puerta y luces suficientes.
3ª.- Cuatro cocinas independientes con dos hornillos cada una, aunque bastante reducidas; también con puertas y luces.
4ª.- Un pasadizo que da entrada a todas las habitaciones y cocinas, también con ventanas, puertas y cristales.
La cesión gratuita del expresado edificio queda pactada entre ambos contratantes bajo las siguientes condiciones:
1ª.- El ilustre Ayuntamiento queda obligado a practicar en ella todas las obras que sean necesarias por efecto de su uso natural y a reparar los desperfectos que ocasionen los temporales.
2ª.- Las obras que haya necesidad de practicar por descuido o mal trato de la finca, serán pagadas precisamente por sus moradores.
3ª.- Cuando el ilustre Ayuntamiento exija el rescindimiento de este contrato, lo avisará con dos meses de anticipación al jefe de la comandancia.
4ª.- Al ser entregada la casa a su propietario se hará con el completo de cristales, ventanas, cerraduras y puertas con llaves en cuya forma lo recibe también el Cuerpo.
Este contrato tendrá el mismo valor que si fuera escritura pública, se señala antes de rubricar ambas partes el documento.


Los trabajos planteados por el maestro de obras municipales no llegarían a ejecutarse en toda su extensión o, tal vez, se deterioraron más rápido de lo deseable, si nos atenemos a lo que unos años más tarde, ya iniciado el siglo XX, se plantea en el Consistorio.

Después de haber sopesado la posibilidad de destinar una parte de los pabellones en pie del exconvento de Santo Domingo a viviendas para pobres, el Ayuntamiento conoce el 26 de marzo de 1904 un nuevo proyecto para el cuartel de la Guardia Civil en Santo Domingo, adaptando las dependencias que se encontraran en mejor estado al fin previsto. Pero, tras la inspección pericial realizada en el mes de junio, se llega a la conclusión del mal estado general de la casa cuartel de la Guardia Civil. A finales de año se da cuenta de las obras de mantenimiento que se realizan en el edificio, aunque las habitaciones que alberga el inmueble, como constatamos en un informe realizado en febrero de 1906, presentan nulas condiciones de habitabilidad, por lo que unos meses después se emprenden nuevos trabajos en las dependencias de acuartelamiento de la Benemérita.

El deterioro de las dependencias del exconvento de Santo Domingo va en aumento mientras las reparaciones se suceden, aunque con un fin meramente conservacionista, ya que la estructura del edificio utilizado como cuartel de la Guardia Civil dejaba poco margen de maniobra. Por eso, va calando la idea de construir un edificio de nueva planta.

La propuesta llega al Consistorio en torno a los años treinta del pasado siglo. Un responsable del Cuerpo Armado se entrevista con el alcalde, Severino Pacheco, en octubre de 1933 para ver de qué posibles terrenos disponía el Ayuntamiento. Realizada la inspección, el representante de la Guardia Civil estimó como el más conveniente el formado por la explanada de la plaza de Santo Domingo, creada tras el derribo de la iglesia y limitada, cuando no integrada en algún momento, por los restos conventuales de Santo Domingo.

(Información obtenida de http://rodericense.blogspot.com/2015/03/exclaustracion-desamortizacion-y-nuevos_30.html)

Restos del convento de Santo Domingo, conservando parte de la cerca, en torno a los
 años veinte del pasado siglo. Pazos


Reproducción del plano de Gerardo de Corpas sobre el convento de Santo Domingo

Plano de la planta baja del convento de Santo Domingo, según Corpas